En un hogar lleno de alegría, en medio de lo que sería su infancia y parte de su vida adulta, con la naturaleza y su familia de su mano, nace un varón tan fuerte y esforzado, sin miedos y un amor incomparable para los suyos.
Nicolás, crece con el trabajo como su espada y el amor por Dios como su escudo en su mente y corazón; en medio de su juventud, su frente llena de sudor reflejaba lo que en el siempre veríamos un hombre que no se detenía ni por el mal clima; todo un ejemplo.
Con el paso de los años engendra a su primera hija entre tanta felicidad y dificultad le es obligado a separarse de ella, en un corto tiempo conocería al amor de su vida, amor que para muchos de nosotros es en nuestro corazón, Alicia, una mujer valiente, fuerte y con todo el amor de Dios en su corazón, amor con el que al lado de nuestro amado papito crecerían a sus once hijos.
José, hijo y hermano de esta familia, un hombre de gran bondad en su corazón, con el paso de los años toma una decisión la cual cambiaría la vida de la familia Espinal Cabrera, aventurarse a tierras desconocidas con la esperanza y meta de sacar a sus viejitos adelante y ayudarlos con mucho trabajo y amor; cumple algo inimaginable para sus padres, conocer los Estados Unidos, entre viaje y viaje, dejaban una tristeza grande en su país natal El Salvador, de todos aquellos que les llevamos en nuestro corazón pero con la satisfacción de ver sus rostros llenos de alegría, pues en aquel país a cientos de kilómetros están el resto de su familia que también esperaban con ansia verles y abrazarles. Este sueño para papito es un agradecimiento que llevo hasta su último suspiro con este su amado hijo.
Entre lágrimas, un profundo dolor en el pecho difícil de describir y vacío en nuestras vidas, podemos decir que nos sentimos orgullosos, felices y satisfechos de haber tenido un padre como el que nuestro Dios nos permitió disfrutar, porque es lo que fue para todos, un padre ejemplar, correcto en su manera de vivir, con Dios como su amor sobre todo en esta vida, siervo suyo hasta lo último de sus fuerzas.
Papito lindo, todos como familia y amigos, te amamos, te extrañaremos siempre, gracias por tu ejemplo y tu amor para cada uno de nosotros, dejaste huella en el corazón de todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocerte, hasta con estas palabras no quisiéramos parar de sentir tu amor, nos vemos pronto Papito amado.
Tu hijo José, tu nieto Douglitas y familia.
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